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Foto del escritorAsela María Peguero Martínez

Vivir solidariamente“… conmigo lo hiciste”

Actualizado: 7 ago 2020


Las realidades de pobreza, cuestionan absolutamente nuestro sentido de fraternidad, especialmente esa pobreza sostenida, tolerada, acostumbrada, en donde no se hace nada o demasiado poco porque el ser humano enajenado encuentre caminos de emancipación y liberación, esa pobreza tolerada, que se va haciendo costumbre, que parece natural, de esa precisamente no es de la que habla el evangelio y es sin lugar a dudas la que viene padeciendo el pueblo hermano de Haití.


Nosotros/as, que estamos convencidos/as que educar es uno de los caminos más certeros para ayudar a promover las personas, inyectarles esperanza y confianza en el futuro, sentimos que la situación de Haití, hoy más que nunca, se transforma en imperativo cristiano para todos nosotros/as, que sensibles y tocados/as desde lo más profundo de la vida, participamos en la campaña “Mil pesos por Haití”, promovida por CONACED nacional, poniéndonos en la tarea de ayudar a crear posibilidades de vida más dignas para estos hermanos y hermanas nuestros/as, construyendo una escuela.


El evangelio de san Juan en reiteradas ocasiones nos invita a “perseverar”, porque como sabemos, ahí está la clave para el logro de los grandes propósitos de la existencia. La solidaridad, el milagro de la unidad, ha ido haciendo posible, poco a poco y con esfuerzo sostenido el sueño de que como CONACED podamos construir una escuela en Haití, reponer una de tantas que se cayeron dejando debajo de sí irrecuperables vidas que hoy inspiran nuestro propósito, deseando que esta tragedia no se vuelva a repetir.


En un mundo donde 850 millones de personas pasan hambre sistemáticamente y un tercio de dichas personas mueren antes de cumplir los 40 años, unido a las grandes acumulaciones de riquezas de muy pocos; nos hace “sospechar” que el problema del hambre, de la pobreza en el mundo, no es un problema económico, sino ético. Si se perpetua esta situación, se debe únicamente al hecho de que no hay voluntad política para terminar con él, a pesar de que existan los medios; de ahí que sea necesario que recordemos que en realidad, la lucha por la justicia tiene lugar en el interior de cada uno de nosotros/as, venciendo cada día el refinado egoísmo y el enraizado consumismo, cambiándolo por la insistencia ética de una austeridad solidaria, pasando de vivir la solidaridad, discreta y momentánea, a vivir en solidaridad.


La promesa de Jesús, de que “cualquier cosa que hagamos a los demás se lo hacemos a él (Mt.25,40), hoy se hace vida en nuestra expresión solidaria, al mismo tiempo que nos invita a reconocernos como un solo cuerpo integrado, así como él se comprendía así mismo uno con el Padre, nos permite ver con mayor claridad que solo “hemos hecho”, un poco, lo que teníamos que hacer, en respuesta a la identidad cristiana de nuestro gremio, que intenta en cada esfuerzo educativo anunciar y vivir de los valores de Jesús; por eso gracias a todos y a todas las que han hecho posible este loable propósito, recordando que todavía mañana, habrá más que hacer por Haití.

Hna. Asela M. Peguero M. (a.m)

Federación CONACED Atlántico

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